Los gritos, ¿siempre son malos? NO, no siempre son malos. De hecho, los gritos son importantes cuando vemos que nuestros hijos están en peligro. Los gritos son nuestra expresión para alertarlos de este riesgo.

¿Qué sucede en nuestros hijos cuando gritamos?

El grito produce un ESTRÉS en nuestros hijos cuando gritamos. A nivel cerebral ocurre una segregación de neurotransmisores y el bloqueo de otros que producen que nuestros hijos se paralicen, básicamente, por miedo. El miedo es una emoción que paraliza, que nos da ese momento de detenimiento porque estamos ante un peligro.

Cuando el niño está BLOQUEADO, pierde su capacidad de atención. No va a entender lo que está sucediendo en ese momento. Lo que nosotras les digamos luego del grito no podrán entender ni procesar la información.

Tú, ¿por qué le gritas a tus hijos?

Ahora que ya sabemos cuál es la función de los gritos, la pregunta sería:

Tú, ¿gritas porque tus hijos están en peligro?

Cascada de efectos luego del grito:

Luego del grito, como les decía, en nuestros hijos se produce el MIEDO y con eso una ANSIEDAD.

Si nosotros gritamos constantemente, el cuerpo de nuestro hijo tomará esa situación estresante como algo “normal”, y esos niveles de estrés los considera como basales, como lo normal.

Entonces, si seguimos gritando lo que haremos será ir dañando la autoestima de nuestros hijos.

¿Y por qué no podemos dejar de gritar?

Porque es un patrón que hemos seguido de la crianza que hemos recibido. Pero hago la salvedad ahora que somos adultos, podemos decidir ya no seguir con esos patrones. Sabiendo que nuestros padres hicieron lo mejor que pudieron hacer con las herramientas que tuvieron.

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